17h27 CET
26/11/2025
Barcelona, 26 nov (EFE).- El portero serbio Marko Dmitrovic se ha consolidado como uno de los grandes baluartes del Espanyol por sus actuaciones esta temporada, como la que firmó en el último partido de LaLiga contra el Sevilla en el RCDE Stadium (2-1), duelo en el que fue clave para asegurar el triunfo de su equipo.
El papel del futbolista blanquiazul, titular fijo para el entrenador, Manolo González, ha logrado hacer olvidar la marcha de Joan García. El canterano firmó por el Barcelona este verano, eterno rival deportivo, y su marcha fue un varapalo para el club tanto en el plano futbolístico como en el emocional.
Marko Dmitrovic es un pilar fundamental en el bloque. A sus 33 años, tiene experiencia en la categoría y solvencia demostrada en su posición. De hecho, en la presente campaña ya es el sexto guardameta de la competición con más paradas, con 43 en estas primeras trece jornada de LaLiga.
El jugador está por detrás de Aarón Escandell (Oviedo, 68); Sergio Herrera (Osasuna, 49); Paulo Gazzaniga (Girona, 46); David Soria (Getafe, 45) e Ionut Radu (Celta, 44). El serbio está satisfecho por su rendimiento personal, pero prioriza siempre la buena trayectoria colectiva.
Con contrato hasta el 30 de junio de 2028, el Espanyol parece haber atado a un seguro bajo palos tanto para el presente como a medio plazo. Dmitrovic vive también un momento dulce en el plano personal, ya que acaba de ser padre de su primera hija. Está totalmente integrado en el equipo y en la ciudad de Barcelona.
El serbio, en el plano estrictamente futbolístico, ha demostrado reflejos y, sobre todo, fundamentos tácticos para leer las jugadas y posicionarse con criterio bajo palos. Él mismo reconoció tras su notable partido contra el Sevilla que colocarse correctamente había sido clave para atajar las ocasiones del cuadro andaluz.
El cuerpo técnico está encantado con Marko Dmitrovic. "Es importante que un portero te dé puntos", reflexionó el técnico, Manolo González, en la rueda de prensa posterior al último partido. El guardameta es el enésimo motivo para la alegría de un Espanyol, sexto en la tabla, que no deja de sonreír desde el inicio de curso.