Palma, 27 oct (EFE). - El técnico del RCD Mallorca Jagoba Arrasate ha cumplido 50 partidos oficiales dirigiendo al equipo balear desde el banquillo, una etapa en la que ha vivido una montaña rusa de emociones a todos los niveles.

Lo dijo el propio entrenador en la antesala de cumplir esta cifra de encuentros con el club: "Ha habido vaivenes. No ha sido una cosa tranquila o lineal", reconociendo las dificultades que han asomado en este año.

Su inicio en la isla invitó al máximo optimismo a la afición bermellona, consiguiendo varios triunfos lejos de Son Moix que colocaron al equipo rápidamente en la zona alta de la clasificación de LaLiga EA Sports.

Sin embargo, los 30 puntos obtenidos en la primera vuelta del pasado curso fueron un logro que ha quedado muy lejos de repetirse tras el cambio de año, donde la pronta eliminación copera en Pontevedra y la Supercopa de España trabaron un camino que se complicó con el paso de las semanas.

Las buenas sensaciones sobre el terreno de juego desaparecieron, y Arrasate empezó a emplear un sistema de cinco defensas que le alejaba de su estilo futbolístico, entrando en un bucle donde el equipo no carburaba y terminaba por quedarse a las puertas de una clasificación europea que tuvo en sus manos durante buena parte de la temporada.

El conjunto prolongó el mal estado de forma al inicio del presente curso, fruto también de un calendario muy exigente y diferentes problemas extradeportivos con los que ha tenido que lidiar el entrenador vasco como los deseos de marchar de Pablo Maffeo y Cyle Larin, así como el desplante público de Dani Rodríguez.

La situación con el ya excapitán del Mallorca también supuso un punto de inflexión, donde el técnico cogió el toro por los cuernos y cambió su manera de dirigirse a un vestuario en el que había dejado pasar ciertas situaciones que, con el paso del tiempo, se le echaron encima y decidió cortar de raíz.

Actualmente, Arrasate se encuentra en un proceso de recuperar la energía positiva que transmitió su equipo hace menos de 12 meses y ya ha comenzado a mostrar brotes verdes, como la remontada en el Sánchez-Pizjuán (1-3) o la propuesta ofensiva del equipo en el empate contra el Levante (1-1).

A pesar de todos los inconvenientes, el entrenador de Berriatúa siempre se ha mostrado enérgico para cambiar la situación de cara al público, y reconoció en declaraciones a EFE que le gustaría "seguir en la isla más allá de su contrato", que se prolonga hasta junio de 2027.

El camino se ha puesto cuesta arriba para un Jagoba Arrasate que, a pesar de vivir "vaivenes" en sus primeros 50 partidos, confía en volver a ver esa versión del Mallorca que asombró a todos los rivales y se acercaba al objetivo de la propiedad, que no es otro que asentar al equipo entre los diez mejores de España.