La vida de la familia de Alphonso Davies no ha sido sencilla. Debeah y Victoria vivieron los horrores de la segunda Guerra Civil en Liberia, en la que perdieron amigos y familiares, tuvieron que buscar comida para poder sobrevivir, llegando a arrancarla de los cadáveres que estaban esparcidos por el suelo de su ciudad natal. Debeah y Victoria decidieron huir de esa barbarie y cruzaron a Ghana para tratar de darle un futuro al bebé que llevaba en su vientre, Alphonso.

La vida en Buduburam tampoco fue fácil, vivir en un campo de refugiados es intentar sobrevivir día tras día, pero para la familia Davies era lo mejor para alejar a su hijo de una muerte segura. Allí se crio y allí descubrió el fútbol; frente a la falta de comodidades y de medios para cubrir las necesidades básicas, un pequeño terreno de juego con portería hechas con palos hacía a los pequeños olvidarse de sus sufrimientos. Se conocía como “Parque Bubu”, y allí empezó a forjarse como el jugador aguerrido que es en la actualidad.

El siguiente paso familiar fue el reasentamiento en Canadá gracias un acuerdo político por el que determinados países se hicieron cargo del traslado de refugiados a sus tierras, la familia de Alphonso fue una de las beneficiadas, y ahí empezó su época de reconversión. La estabilidad y su buen hacer con el balón le acompañaron en los inicios de su carrera futbolística, de la cantera de los Vancouver Whitecaps al primer equipo de Bayer de Múnich, y ahora esperando a dar el salto para alcanzar su sueño, vestir de blanco en el Bernabéu.