09h36 CET
08/03/2024
Era un título, la Carabao Cup, y un rival, el Liverpool, plagado de bajas, hasta doce, y de juveniles en sus filas. Tras una prórroga, derrota. Una más. Ganar era la única opción para un equipo que no jugará la próxima Champions, tampoco juega la actual, que se ha gastado más que todos sus rivales en fichajes que no marcan la diferencia y que sirvieron para reemplazar a los jóvenes que habían conquistado la segunda Champions para el Chelsea. De hecho, todos coincidían que el equipo de Tüchel tenía más futuro que presente pese a ser ya el campeón de los campeones.
Abramovich vendió en 2022 por las sanciones impuestas a Rusia. Con Roman se habían ganado las dos Champions que tiene el club, aunque una no tuvo que ver con la otra. La primera llegó cuando un ciclo se agotaba y es que el Chelsea de Drogba, Cech, Lampard y Terry debió ganar la Champions mucho antes; incluso, hacerlo en más de una ocasión.
La otra, la segunda, llegó antes de tiempo. Antes de que el Chelsea fuese el candidato más fuerte tal y como sucedió desde 2004 a 2008. Tenían equipo para construir más victorias. Lo lógico, con Roman, hubiesen sido tres o cuatro Champions en 20 años. Quizás alguna más. Fueron dos. La venta al magnate estadounidense Todd Boehly ha roto todo lo anterior. Muchos millones invertidos para no tener a ningún jugador entre los treinta mejores del mundo y un equipo que no compite. Desastre total.