10h05 CET
18/03/2024
Es el número diez de un Inter imparable en Italia, finalista en la pasada Champions, y promedia casi un gol por partido. Lautaro, como los grandes, es el jugador franquicia de un Inter que compite por ser campeón de Europa por cuarta vez. De Italia, salvo sorpresa, ya lo es.
Lo tuvo cerrado con el Barça, él era el sustituto de Luis Suárez, pero la pandemia marcó el crack económico de los blaugranas y Lautaro, que bien puedo ser el delantero elegido para ser pareja de Benzema, terminó renovando su contrato convirtiéndose en el líder interista. No siempre fue así, sus inicios en el equipo italiano fueron duros ya que su adaptación al fútbol europeo le costó, más siendo su predecesor un Mauro Icardi que había marcado más de 122 goles en su paso por tierras italianas. Pero con empeño logró acabar su primera temporada con seis tantos en 22 encuentros, y ese fue el punto de inflexión ya que, a partir de la segunda temporada en el Inter, Lautaro subió sus registros goleadores y empezó a dejar claro por qué le habían fichado.
El “Toro” Martínez quería ser baloncestista. Jugar en la NBA. Maradona quería ganar un Mundial de niño y Lautaro jugar en la NBA. Todo era basket hasta que un ojeador del Liniers de Bahía Blanca, su ciudad natal, pensó que el chico tenía madera de futbolista.
El Mundial de Qatar, además de su mercado fallido con Barça y Real Madrid, marcó el cambio de nivel de Lautaro. La irregularidad se volvió fiabilidad, liderazgo y amenaza de gol o gol constante. De ser un delantero de destellos, de un mes increíble y cuatro de desesperación se pasó a un auténtico “toro” – su apodo es ese – que marcaba vencedores y vencidos.