Un año más se repite la misma historia. El cumpleaños de Neymar es la antesala de los octavos de la Champions y el de su hermana una cita ineludible. Fiestas – en su primera temporada en el PSG celebró hasta tres fiestas de cumpleaños –, eventos y molestias musculares o lesiones que siempre le permiten tener días libres para disfrutar de la ocasión. Modus operandi ya conocido por todos.
Amor y odio, en París ya no saben si pitar o aplaudir, rendirse y plegarse a los pies de un futbolista absolutamente genial. Neymar es show, calidad diferencial y el único, a día de hoy, que puede hacerle sombra a Messi o Cristiano. Tan evidente como desesperante y es que Neymar ya tendría que haber sido número uno mundial porque es el único capaz de ganar un partido tras otro. Las lesiones – Messi y Cristiano no se pierden partidos – y las distracciones le han podido.
El Madrid no le quiere. Han sido demasiados intentos, engaños o promesas incumplidas del jugador o de su entorno. El padre ha utilizado en exceso a los blancos. Hace tiempo que dejaron de cogerle el teléfono a Neymar senior. En el Barça manda Messi pero la vuelta de Neymar – sea cual sea el presidente – es problemática ya que los años pasan y la inversión sería tan galáctica como cortoplacista. Todo el dinero para Mbappè. Real, Barça, City y United; Neymar ya no es prioridad.